
Soy más pequeño que un insecto.
Voy por estas colinas, son de color de avena,
tienen delgadas huellas que sólo yo conozco,
centímetros quemados, pálidas perspectivas.
Aquí hay una montaña.
Aquí hay una montaña.
No saldré nunca de ella.
Oh qué musgo gigante!
Y un cráter, una rosade fuego humedecido!
Por tus piernas desciendo
Por tus piernas desciendo
hilando una espiralo durmiendo en el viaje
y llego a tus rodillas
de redonda dureza como a las cimas duras de un claro continente.
Hacia tus pies resbalo,
Hacia tus pies resbalo,
a las ocho aberturas de tus dedos agudos, lentos, peninsulares,
y de ellos al vacío de la sábana blanca caigo
buscando ciego y hambriento tu contorno de vasija quemante!
P. Neruda
P. Neruda
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